Llegan fechas señaladas y se acercan las famosas cenas de empresa, esas cenas temidas por unos y esperadas por otros en las que toca socializar con los compañeros e, inevitablemente, con los jefes.
No sabemos si va a ser lo mejor o no subir fotos a mi Instagram de mi cena de empresa, pero lo que sí sabemos es que una noche queda en el recuerdo, pero unas fotos o un vídeo son para siempre, así que trata de no decir cosas de más. Además, siempre está el compañero que tiene que subir cada movimiento a sus ‘stories’ de Instagram y hacerse fotos con todo el mundo. Y que no falte el que lo tuitea todo con foto o vídeo incluido.
Sin duda, a lo que más tendrás que temer en las cenas de empresa es a las ‘stories’ de Instagram, ¿quién no se ha levantado el día siguiente a una fiesta y ha visto vídeos o fotos suyas de la noche anterior en ‘stories’ de amigos acerca de momentos que ni siquiera recuerdas?
Otra red social predominante es Facebook, que permite a la gente compartir en todo momento dónde están, con quién o qué hacen. Además, al día siguiente tus compañeros subirán fotos en las que desearías no haber salido, con comentario y ‘me gusta’ de tus familiares incluido.
Esta es quizá la parte más difícil que tendrás que atravesar con los compañeros del curro, pues, en muchas ocasiones, emborracharte junto a gente con los que quizá ni siquiera te llevas bien, puede resultar aburrido en vez de estimulante.
Por otra parte, tendrás que controlarte para no pasarte de copas intentando que el alcohol te arregle la noche, porque serás eternamente el objeto de burla para tus compañeros y jefe. Porque sabemos que darlo todo en las fiestas no implica ser una persona irresponsable, pero quizá pierdas credibilidad o autoridad si tus compañeros te ven perreando ‘La gasolina’ como si no hubiera un mañana. Además, quedará todo grabado en el móvil de algún compañero cabroncete.
Estas cenas son un compromiso, ya que decir que no es una forma muy fácil de ser el blanco de críticas y cuchicheos por la oficina, pero inventar una excusa y no ir tampoco te va a servir de nada. De hecho, algunas empresas utilizan esta cena para evaluar tus dotes de socialización o por ver si eres una persona que sabe separar el trabajo del ocio. Así que haz lo posible por asistir, aunque esa cena no sea santo de tu devoción y se te surgan 200 planes mejores que hacer ese sábado noche.
Por último, nos quedamos con la parte positiva de estas cenas, ya que son una buena forma de estrechar lazos de amistad entre compañeros y jefes, de reíros de las anécdotas del día a día, y hasta de conocer un poco más a tu jefe en un ambiente mucho más distendido. Eso sí, el compañero pelota sentado al lado del jefe y riéndole todas las gracias que no falte.
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